Jose Luis Larrabe. Sacerdote y Teólogo
1. Ten en cuenta que en la educación, incluida la clase de Religión, al igual que en toda la realidad de la vida, lo principal es la persona, de toda persona, y su valor transcendente. Los problemas estructurales y económicos no son lo capital de la existencia humana.
2. Por ello, no olvides la dimensión no se trata sólo de transmisión de ideas como profesor, sino también de educación en los valores humanos auténticos, incluida la máxima "bonum faciendum et malum vitandum": hacer el bien y evitar el mal.
3. Ser profesor de Religión no puede ser sólo una profesión, sino verdadera y auténtica vocación. Con dedicación, a poder ser plena. Además, recuerda, sólo educa el que ama.
4.Necesitarás siempre una formación adecuada y permanente no sólo en contenidos, sino también pedagogía, buena pedagogía, con el fin de lograr de tus alumnos atención y compresión de contenidos esenciales y existenciales.
5. En este sentido, te propongo una metodología basada en el respeto mutuo entre profesor y alumnos y de estos entre sí. Incluso con ayuda mutua interpersonal. Y aqui se educa también con el ejemplo, esto es, sólo se respeta a quien respeta y se hace respetar respetando a los demás.
6. Cada día has de preparar las clases. No basta con tener los estudios concluidos, ni la declaración correspondiente de capacidad o idoneidad. No basta con que te sobren conocimientos para impartir la materia. Necesitas siempre de una preparación inmediata, adecuada, próxima, concreta a la realidad de tu clase y de tus alumnos.
7. Sé siempre un profesor exigente en primer lugar contigo mismo, y de esta exigencia propia podrás hacer más creíble el que seas exigente con los alumnos.La exigencia no esta reñida con el aprecio y estima de los alumnos.¿Te quieren tus discípulos? Pero antes, ¿los quieres tú a ellos?. Si es así, no hay profesor bueno que no sea exigente. Tampoco si no se logra la plena atención e interés por las materias.
8. El profesor de Religión ha de priorizar y poner especial cuidado en dejar a Dios y asu Iglesia en buen lugar. Y ello sólo se consigue si se armonizan conocimientos con creencia y con vida. Nada educa mejor que el propio testimonio.
9. A este respecto, recuerda que el Papa San Juan XXIII, en el discurso inaugural del Concilio Vaticano II, afirmó que "lo que la Iglesia quiere es demostrar al mundo actual la validez del mensaje cristiano". En la clase de Religión tienes una oportunidad magnífica para hacerlo, desde la razón, desde los conocimientos, desde las aportaciones históricas y presentes que el cristianismo ha supuesto y supone para la sociedad y cómo el Evangelio bien entendido y vivido no es excluyente, busca colaborar con todos - con todas las confesiones religiosas y los poderes civiles- y tiene también como finalidad contribuir a la construcción de un mundo mejor.
10. No olvides tampoco la dimensión social del Evangelio, aquello de que la Iglesia tiene una opción preferencial por los pobres, que tanto
gusta repetir y vivir en primera persona el Papa Francisco. Nunca el Evangelio y los contenidos de la fe se pueden transmitir ni vivir a la carta. No hagas nunca tu propia teología ni tu propia
interpretación del Evangelio. Lo falsearías y no prestarías el servicio educativo preciso. Todo esto, recuerda, forma parte también de tu misión como profesor de Religión.